La actriz venezolana, oriunda del estado Bolívar, continúa cosechando éxitos gracias a su paso por la cinta de Hollywood dirigida por Ridley Scott. Ahora está trabajando en una producción de Amazon Prime. Ira Fronten conversó con el equipo de El Diario sobre su historia y trayectoria en la industria del entretenimiento.
Una sonrisa le acompaña y una energía que emana felicidad. Su estilo no se pierde de vista. La actriz venezolana Irma Medina, conocida públicamente como Ira Fronten, destacó como parte del elenco de la cinta House of Gucci (2021) del director inglés Ridley Scott. Detrás de ese logro y esa actitud optimista ante la vida hay una historia labrada con sacrificios y esfuerzos.
La propuesta para participar en la cinta de Hollywood le llegó a través de su representante en Italia, donde reside la actriz venezolana desde 2006. En sus manos estuvo un extracto del parlamento, que tenía su nombre. Luego de ver su audición, el equipo de producción le comentó que estaba formalmente anexada como parte del elenco.
La cinta que se perfila para estar nominada en los premios Oscar 2022 le dio la oportunidad de trabajar con Lady Gaga, quien interpreta a Patrizia Reggiani, esposa de Maurizio Gucci y heredero de la firma de la casa de modas. No conocía previamente a la cantante y actriz neoyorquina, pero cuando la vio irradiaba una energía imponente, comenta la venezolana.
Lady Gaga e Ira Fronten en el set de House of Gucci
Aunque en un principio trató de marcar distancia con la actitud irreverente que le caracteriza, Lady Gaga fue una de las primeras en saludar a Ira cuando llegó al set de rodaje. “Eso me puso en una situación de atravesar la primera barrera. Yo decía cómo será, cómo me sentiré en el set. No me preocupaba, porque iba a hacer mi trabajo, pero trataba de entender cómo trabajaban en una película de Hollywood y creo que esta fue la mejor oportunidad para ello”, dice Fronten.
Para la actriz venezolana, la producción le permitió codearse con “los mejores” en el cine. Se sintió segura, en ningún momento se sintió poco preparada. Le bastaron cinco minutos para adaptarse en medio de la multitud de gente que trataba de armar los elementos de la escena para luego empezar a rodar. En medio de ese ajetreado ambiente, encontró su espacio, su proceso y su tranquilidad. Ya estaba lista.
Su personaje no tenía mucho texto en la escena, era la ama de llaves de Patrizia Reggiani y estaba ambientada en Nueva York. Con ese rol en la película, creó una situación de serenidad, relata Ira. Gracias a ello, Lady Gaga se sintió cómoda, como si realmente fuera su trabajadora. “Fue bellísimo trabajar juntas”, subraya Fronten.
Los roles secundarios están al servicio de los protagonistas, es decir, tienen una función, por lo que Ira buscó crear un proceso orgánico con Gaga. “En pocas frases o pocos minutos, segundos, tienes que tratar de que el personaje deje algo”, agrega. Al terminar el día de rodaje, se abrazaron, Fronten le regaló una bufanda que tejió ella misma y terminaron, casi en lágrimas, llenas de agradecimiento por la buena experiencia.
“Me abrazó y me dijo gracias, gracias”, recuerda la actriz venezolana, quien también le agradeció por el trabajo que emprende la cantante desde hace varios años por la defensa de los derechos LGBTIQ+, los afrodescendientes y las minorías. En ese momento de despedida en que las dejaron solas, se creó una especie de burbuja entre ellas. Nadie les impidió estar juntas.
Un primer plano con sentido e historia
Al verse en la pantalla, durante el estreno, Ira Fronten dice que se sintió muy feliz y emocionada. Aunque tiene algunas reservas sobre la iluminación, pues su silueta se veía oscura, cree que quizás era la intención por su papel dentro de la historia. La venezolana sale en un primer plano a contraluz, en sombras. “Eso en sí mismo cuenta una historia. Hay algo escondido, no es transparente. Tiene una cartera falsa de Gucci. Así se descubre el comercio de carteras falsas de Gucci”, explica Ira Fronten.
Estuvo contenta con el resultado. Así logró lo que buscaba transmitir: serenidad, dulzura y tranquilidad, la ilusión de tener un objeto de lujo y creer que es original. Señala que no es una actriz “acartonada” y eso se corrobora con las buenas críticas que ha recibido por su actuación. Salió pocas veces, pero para ella fue suficiente.
Al conversar sobre esa calma que transmitió en pantalla, se trasladó directamente a sus orígenes en San Félix, estado Bolívar. Ira Fronten siempre quiso ser actriz, pero fue algo que mantuvo callado durante décadas, pues le tocó asumir las riendas de su hogar en un ambiente de precariedad. Los sueños y metas pendientes se fueron cumpliendo luego y no necesariamente en el país que la vio nacer.
La tímida Irma Medina en San Félix
De niña, a Irma le gustaba jugar sola, con juguetes y plantas. Se consideraba tranquila, al punto de pensar que en algún momento pudo presentar algún nivel leve de autismo. A diferencia de sus hermanos, que eran “tremendos”, ella quería tener un espacio para estar en su mundo, fuera del mundo. Si algo no le llamaba la atención, se aburría o desconectaba. “Cuando necesito reencontrarme con mi ser interior, recurro a esos momentos de mi infancia, es mi maleta emocional”, confiesa Fronten.
Su primera pasión artística fue el piano, que no pudo aprender a tocar pues en su hogar no había los recursos para ello. Luego trató de incursionar en el modelaje, pero tampoco pudo costear las clases. Comenzó a frustrarse. “No hallaba la manera de satisfacer mi sed de cultura”, expresa la actriz venezolana.
Su papá, en medio de una crisis, se fue de su casa. Irma Medina tenía 16 años de edad. Desde ese momento le tocó trabajar para ayudar a su mamá y a sus hermanos más pequeños. Se tapó esa sed que buscaba explorar en la cultura, pues dice que no le quedó de otra. A los 19 años de edad ya se sentía completamente frustrada y deprimida.
“El único apoyo que tuve fue el de mi madre, pero fue principalmente moral. Mi madre decía que iba a ser grande y bella. No conocía mi talento. Yo nunca mostré mi talento en casa, siempre fui tímida y no creía en mí”, resalta Fronten. A pesar de su contexto, pudo asistir brevemente a una sala de teatro en su natal San Félix.
Irma se encontró en una situación en la que, aun trabajando, su sueldo no le alcanzaba para estudiar en una universidad. En ocasiones tampoco tenía para pagar el transporte hacia su trabajo. Cuando su hermana más pequeña salió del ciclo básico, ella decidió migrar a otra ciudad, porque si no seguiría frustrando sus sueños.
De Caracas a Colombia y Argentina
Decidió buscar trabajo en Caracas. A los meses de llegar, pudo estudiar modelaje en la escuela de Rita Córdoba, donde se formó y recibió consejos de Bárbara Palacios, Miss Venezuela 1986, Miss Suramérica 1986 y Miss Universo 1986. También trató de estudiar inglés, para irse a Estados Unidos, pero le negaron la visa americana dos veces.
Encontró otro trabajo con un circo, con el cual pudo ganar más y le dio la oportunidad de irse a Colombia. Laboró varios meses, ahorró, pues en la empresa ganó en una semana lo que ganaba en Venezuela en un mes. Pensó en irse a España, pero repensó y se decidió por Argentina en 1993, donde finalmente pudo estudiar teatro.
Aunque en Venezuela trabajó como extra en una novela en Radio Caracas Televisión (RCTV), no pudo estudiar actuación. “Cuando quise estudiar teatro, vi que había imposibilidad económica de entrar en la industria, entonces me fui de Venezuela”, explica Ira. Ver a Buenos Aires fue amor a primera vista.
En Argentina nació Ira Fronten
“Yo sabía que había nacido para algo más grande”, se decía Ira en el proceso. En Argentina estudió teatro con la mamá del actor argentino Leonardo Sbaraglia, Roxana Rondón. Allí se formó formalmente como actriz. Desde entonces y hasta la fecha, ha realizado más de 100 cursos y talleres de formación, pues para ella, su arte debe estar en constante proceso de aprendizaje.
En el país suramericano también surgió su nombre artístico, Ira Fronten, que viene dado de un productor de teatro que le dio un nombre corto e inolvidable, al cual Ira le sumó el apellido de su mamá. No le gustaba que le llamaran “la negrita” o “la venezolana”.
Luego de la experiencia en Argentina, obtuvo trabajos en la industria de la cultura en países como Colombia y Ecuador. También trabajó en Uruguay, Chile, Perú, Costa Rica, República Dominicana. Las invitaciones a otros eventos y proyectos comenzaron a aumentar. Así pudo conocer nuevos círculos sociales y luego radicarse permanentemente en Italia.
El dulce y amargo trayecto en Italia
“Un día decidí venirme a Italia, cuando no tuve más proyectos en Latinoamérica”, comenta. Estaba cansada de migrar. Recibió invitaciones a eventos y posteriormente contrajo nupcias en ese país. Luego de casarse, ocurrió lo que cataloga como un matrimonio “desastroso” y “nefasto”. Ese fue el peor momento que ha pasado en su vida.
Algunas de esas trabas con las que se topó en el matrimonio, piensa, eran con la intención de que se suicidara o se diera por vencida, pero su hambre de comerse al mundo era más grande. A ella previamente le llamaba la atención el cine de italiano y el cine de autor. Con un divorcio a sus espaldas se dedicó a su
carrera.
Una vez radicada en Italia, expresa que le tocó
empezar desde abajo, sin conocer el idioma y frustrada por no saber cómo comunicarse. Fue algo momentáneo, pues asegura que hoy habla italiano perfectamente. Pero dice que le costó adaptarse a la manera de trabajar, pues en ese país son muy exigentes.
En el país europeo se dio a conocer en el cine por la película Il ministro (2016). También participó en la cinta Bar Giuseppe (2019) y en la película más vista en las primeras 24 horas en la historia de Italia, Tolo Tolo (2020). En total, ha participado en al menos 14 producciones audiovisuales.
En el país se dedicó también al trabajo sindical. Es representante de la afrodescendencia y tiene una asociación de la que es cofundadora, que se ocupa de la situación de las mujeres en la industria del entretenimiento, Amleta. Esta organización recibió en 2021 un premio de Amnistía Internacional por su labor. Busca mejorías de condiciones de trabajo de los actores y actrices de diferentes partes del país.
Añoranzas de un país que la marcó
De Venezuela extraña a su gente. Añora el plátano frito, las arepas, las comidas. Las 11:00 am era su hora preferida en su casa, que la retorna a su infancia gracias a la brisa tibia que marca el cambio de mañana a mediodía. Es una energía diferente a la que siente en los países donde ha estado.
“Es una cosa sabrosa que no encuentras en otro lado”, completa Ira Fronten. Extraña escuchar boleros con gente que entiende esa música, que entiende que se pasa sabroso oyéndole, ya sea con un trago de licor o un jugo de tamarindo. En 2019 e inicios de 2020 estuvo en el país para visitar a su familia.
Los próximos pasos de Ira Fronten
Hoy se ve en la plataforma ImDb y está entre los primeros 34.000, de los 800.000 registrados en el sistema dedicado a la industria del cine y la televisión. Se siente orgullosa y feliz de su trabajo. Ahora que Hose of Gucci le está abriendo puertas, está trabajando en un proyecto audiovisual de Amazon Prime. “Mi trabajo es mi pasión”, dice Ira.
Además, tiene una propuesta que está aún en conversación para actuar en una adaptación de una película a serie de televisión en España. En Venezuela grabó la película El Salto de los Ángeles, una producción que aún no ha sido estrenada, a la espera de financiamiento para posproducción. Para ella, la producción del director venezolano José Miguel Zamora “tiene mucho potencial para festivales”.
Busca su crear su primera película, de la cual asegura que tiene el guion listo. Es una comedia negra, ambientada en Roma, que cuenta las historias sobre inmigración con humor. También quiere crear un manual de autogestión para artistas y actores, con consejos útiles.
Por ahora, continuará viviendo en Italia. Comenta que está cansada de empezar de nuevo una y otra vez. “Reconocen mi talento y las personas me respetan mucho”, comenta Ira sobre su paso en ese país. Se levanta y se acuesta de su cama agradeciendo por lo que tiene, con la misma humildad con la que sacó adelante a su familia.
Si tuviera la oportunidad de hablar con la Irma Medina del pasado, Ira Fronten se diría que continuará como va, pues nunca se rebajó ni se vendió. Siempre creyó en sus capacidades a pesar de ser insegura. Hoy, Ira es inquieta, le gusta leer, estudiar, tejer, comer bien, mantenerse en forma, disfrutar de la vida. Le dedica tiempo a los amigos y cultivar la espiritualidad. Quiere continuar estudiando para enriquecer su conocimiento artístico. La pandemia por covid-19 no ha detenido su carrera. Aseguró que todos los escalones y situaciones que ha vivido la hicieron más fuerte y la posicionaron donde está ahora. Pero ella ahora quiere ir por más.
FONTE: https://eldiario.com/2022/02/03/actriz-venezolana-ira-fronten-house-of-gucci/